sábado, 27 de enero de 2007

MURIO MILTON FRIEDMAN

Milton Friedman: Falleció el padre del neoliberalismo
No sólo Capone hizo famosa a Chicago
Escribe César Hildebrandt

Ha muerto Milton Friedman y aquí hay huérfanos y viudas que lloran al padre, maestro y guía. Fue el dios de Ronald Reagan, el diosito de Margaret Thatcher.
Pinochet lo llamó en 1975 para que se hiciera cargo de implantar el liberalismo de las bayonetas que tan insertado quedó en Chile y tan inamovible resultó aun para los socialistas.
Ha muerto Milton Friedman. Fundó la Escuela de Chicago, que predicó desde los años 40 la desaparición de las regulaciones del Estado y el predominio absoluto del mercado como asignador de recursos. Su libro más cómico se llamó “Capitalismo y libertad”.

La Junta Militar presidida por Videla en Argentina también se declaró admiradora de Friedman, que había ganado el Premio Nobel de Economía en 1976 por sus contribuciones a la teoría monetarista.

El más friedmanista de los friedmanistas, aquí en el Perú, fueron Enrique Chirinos Soto, en los 60, y Carlos Boloña, en los 90. Friedmanistas también lo son Víctor Joy Way, Juan Carlos Hurtado Miller, Martha Chávez, Jorge Trelles y, por supuesto, Alberto Fujimori, para quien el Estado era un ente que sólo debía existir para ser saqueado, que es como la teoría de Friedman pero interpretada por Momón.

Con Friedman empezó la revolución del lenguaje, que ahora llama “flexibilización del mercado del trabajo” al derecho patronal de darte una patada en el trasero, “concesiones al pragmatismo” al abandono de todo principio ético y “globalización” a la dictadura de un modelo único de capitalismo salvaje.

A Friedman le debe muchísimo la pandilla latinoamericana de Carlitos Menem y Alberto Fujimori. Gracias a Friedman la venta maleva de lo que había costado tanto construir se llamó “privatización”, aunque el bien se lo llevara una empresa estatal extranjera. Y gracias a Friedman el Estado quedó tan desacreditado “en los círculos académicos” que fue fácil convertirlo en huachimán de las nuevas oligarquías, testaferras del capital transnacional en su mayor parte.

Friedman hizo posible que la derecha latinoamericana hallase una teoría que la librase de la culpa, si es que la culpa fuese posible en esa derecha que heredó las encomiendas ibéricas.

Porque a partir de Friedman los pobres fueron pobres porque les dio la gana y no porque no tuvieron oportunidades de no serlo y los ricos fueron ricos porque ese es el orden natural y la jerarquía intrínseca del tejido social: arriba y abajo, escasez y sobreabundancia, saciedad y hambre.

La palabra justicia no existe cuando del darwinismo social se trata. Lo natural, entonces, es que los pobres se jodan.Y que en vez de la CNN el canal de las noticias mundiales sea Animal Planet.

Friedman hizo por el establecimiento lo que Marx hizo para desestabilizar las sociedades. Marx pareció morir en la implosión del imperio soviético, su hijastro perverso y desfigurado.

Friedman vive en la sacralización del libre mercado, en la aceptada por todo el mundo globalización y en la afirmación, también general, de que los trabajadores son algo menos que la quinta rueda del coche fúnebre de la economía. Friedman ha ganado la batalla pero la guerra del largo plazo está por definirse.

PRIVATIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN

Y AHORA EL PADRE DEL NEOLIBERALISMO :
Libertad de escoger
Cuando eso se logre, un mercado competitivo de educación privada
al servicio de padres que tienen la libertad de escogerla que
consideran es la mejor escuela para cada uno de sus hijos
demostrará cómo se revolucionará la educación
Milton Friedman

Cuando en 1955 publiqué un artículo sobre “El papel del gobierno en la educación” no preví que me convertiría en un activista de la reforma escolar y que junto a mi esposa estableceríamos una fundación para promover la libertad de los padres a escoger la escuela para sus hijos. La columna original no era contra escuelas malas. La calidad de la educación de entonces en EEUU era muy superior a la actual y tanto mi esposa como yo estábamos satisfechos de las escuelas públicas donde estudiamos. Mi interés era en la sociedad libre; solía escribir sobre educación y luego tomé otros temas. El resultado fue “Capitalismo y libertad”, publicado siete años más tarde, donde el artículo sobre educación figuraba como un capítulo.

Sobre educación apunté que el gobierno ejerce tres papeles importantes: (1) legislando la educación obligatoria, (2) financiando la educación y (3) administrando las escuelas. Mi conclusión era que había cierta justificación en la obligatoriedad de la educación y en su financiamiento, pero “la administración en sí de las instituciones educacionales por parte del gobierno, su ‘nacionalización’, es mucho más difícil de justificar”. El financiamiento podría separase de la administración. “Los gobiernos podrían exigir ese mínimo de educación financiado a través de vales entregados a los padres y redimibles por una cantidad por cada niño, a ser gastado sólo en educación… desnacionalizando a las escuelas”. Con ello “se ampliarían las opciones al alcance de los padres… Aquí, lo mismo que en otros campos, la empresa competitiva es mucho más eficiente en complacer la demanda que las empresas nacionalizadas…”

Aunque el artículo y luego el libro “Capitalismo y libertad” generaron interés académico y en el público, no hubo ningún intento de iniciar un sistema de cheques escolares hasta el gobierno de Nixon, cuando la Oficina de Oportunidad Económica acogió la idea y ofreció financiar un experimento. Un resultado fue el ambicioso intento de introducir cheques en las ciudades grandes de New Hampshire, que parecía tener éxito hasta que fue abortado dada la oposición de los sindicatos de maestros y los administradores de las escuelas, una de las primeras instancias de la oposición que ambos grupos desplegarían durante las siguientes décadas. Otro resultado fue un experimento en el sistema escolar de Alum Rock en California, ofreciendo diferentes opciones dentro del sistema escolar público.

Lo que realmente fomentó interés en los cheques fue el deterioro de las escuelas, especialmente a partir de 1965, cuando la Asociación de Educación Nacional se transformó de una asociación profesional en un sindicato. La preocupación por la calidad de la educación condujo al establecimiento de una Comisión Nacional de Excelencia en Educación, cuyo informe final, “Una nación en peligro”, fue publicado en 1983. Incluyó una cita de Paul Copperman para dramatizar su conclusión: “Cada generación de americanos ha sobrepasado a sus padres en educación, alfabetización y logros económicos. Por primera vez en la historia de nuestro país, las habilidades aprendidas en la escuela por una generación no serán sobrepasadas ni alcanzadas ni igualadas, ni siquiera se acercarán a la de los padres”.

“Una nación en peligro” estimuló una serie de importantes intentos de reformar el sistema educacional del gobierno. Esas reformas han tenido un efecto insignificante en la calidad de la educación pública. A pesar de que tomando en cuenta la inflación se ha más que doblado el gasto por alumno desde 1970, el nivel académico sigue estando por debajo de estudiantes en el extranjero, el número que no se gradúa sigue siendo alto, las notas en los exámenes de admisión universitarios han caído. La capacidad de entender lo que leen es más baja a comienzos del siglo XXI que hace un siglo. Y todo esto a pesar del considerable aumento real en el gasto por estudiante.

Como resultado han surgido experimentos con alternativas como los cheques, créditos impositivos y las llamada escuelas “charter” que son públicas, pero administradas independientemente. Hay programas de cheque escolar en algunos sitios (Wisconsin, Ohio, Florida y D.C.); los programas privados de cheques se han difundido; los créditos impositivos por gastos educacionales han sido adoptados por varios estados. Un importante obstáculo legal a los vales desapareció cuando la Corte Suprema confirmó su legalidad en Cleveland en 2002. Sin embargo, todos estos programas juntos son limitados porque cubren a apenas una fracción de los niños.

Durante todo este tiempo nos hemos sentido frustrados ante la clara necesidad y el inmenso deseo de los padres de lograr mayor control sobre la educación de sus hijos y la cerrada y efectiva resistencia de los líderes sindicales y de los administradores de las escuelas públicas a cualquier cambio que en alguna forma reduzca su control sobre la educación.

Nos involucramos en dos iniciativas para emitir cheques en California, en 1993 y 2002. En ambos casos, las encuestas de opinión mostraban un significativo apoyo seis meses antes de las elecciones. Pero en ambas casos los enemigos de los vales lanzaron grandes e inescrupulosas campañas en su contra. Avisos en la televisión aseguraban que los cheques arruinarían el presupuesto, cuando en realidad el gasto por estudiante sería menor. Convencieron a los maestros para que enviaran con los niños propaganda contra los cheques. Trampas sucias de todo tipo fueron financiadas por bolsillos profundos con el resultado de la derrota de la propuesta en las elecciones estatales. Lo mismo ha ocurrido en los estados de Washington, Colorado y Michigan. Ese tipo de oposición explica la lentitud con que avanza una buena causa.

La buena noticia es que el apoyo público a los cheques escolares sigue aumentando. Propuestas legislativas de financiar directamente a los estudiantes, en lugar de a las escuelas, están siendo consideradas en 20 estados. Tarde o temprano se logrará un plan general de cheques en uno o varios estados. Cuando eso se logre, un mercado competitivo de educación privada al servicio de padres que tienen la libertad de escoger la que consideran es la mejor escuela para cada uno de sus hijos demostrará cómo se revolucionará la educación.
© AIPE

Milton Friedman, premio Nobel de Economía, es académico de la Hoover Institution.
Este artículo fue originalmente publicado por el Wall Street Journal, diario que autorizó la traducción de AIPE

jueves, 4 de enero de 2007

EL ECLIPSE

Augusto Monterroso
Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido acepto que ya nada podría salvarlos. La selva poderosa de Guatemala lo había opresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.
Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de si mismo.
Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intento algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.
Entonces floreció en el una idea que tuvo por digna de su talento y de si cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles.
Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo mas intimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.
Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y espero confiado, no sin cierto desdén.
Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.